El canciller se mueve indistintamente como torre y caballo.
El arzobispo se mueve indistintamente como alfil y caballo.Para dar cabida a estos nuevos y poderosos adversarios Capablanca imaginó un tablero de 10x8 donde el arzobispo se ubica entre el caballo y el alfil en el lado de la reina mientras que el canciller hace lo propio en el lado del rey, escoltándolo.

Las posibilidades que esto produce dan lugar a hechos tan insólitos como que el arzobispo sea capaz de dar mate por sí mismo a un rey solitario (algo que ninguna pieza ni algunas combinaciones de piezas siquiera pueden lograr en el ajedrez convencional) cuando éste está situado en un rincón y el arzobispo se encuentra en diagonal con una casilla de por medio.
Aunque ha habido muchas variantes antes y después del Ajedrez de Capablanca, no cabe duda de que la del hombre que según confesión propia "aprendió a jugar al ajedrez antes que a leer" es una de las más elegantemente originales y destructivas.
Izquierda, arzobispo negro. Derecha, canciller blanco. ¡Jaque remate!
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